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Ella es Nikki Black, una bella joven de 25 años que cubrió las cicatrices de sus pechos con adornos florales en forma de corazón, después de haberse sometido a una cirugía de reconstrucción en la que perdió los pezones.

Hace dos años, Nikki fue diagnosticada con cáncer de mama, noticia que la dejó devastada. Ese mismo año, se sometió a una mastectomía doble. 

En algunas entrevistas, la chica que se dedica a la comedia de espectáculo en Los Ángeles, dijo que, durante su enfermedad, sentía como si no fuera dueña de su cuerpo.

Antes de que los médicos pudieran terminar la reconstrucción, Nikki perdió cabello en las quimioterapias, por lo que también dibujó sobre su cráneo bellos diseños con maquillaje. Era la forma que tenía de hacerle frente al terrible cáncer que la invadía.

Cuando pudo tatuarse los senos, Nikki expresó que era una manera de sentirse como si estuviera en el asiento del conductor de nuevo; que su cuerpo se sentía como un lugar a salvo otra vez y un lugar en el que ella quería estar.

Actualmente, Black se encuentra en remisión y muy feliz con sus tatuajes, pues para ella "son una armadura contra el mundo".

Aproximadamente, al año se dan 14 millones de diagnósticos de cáncer de mama. De esa cantidad, mueren 8.2 millones, de acuerdo con estadísticas de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

LD