Mitos sobre el sexo anal
Acaba ya con las ideas
El sexo anal se ha vuelto un mito 'per se'... que si duele, que si está prohibido. Aquí los mitos más comúnes.
El sexo anal tiene una mala reputación. Se ha considerado tabú durante siglos y es que es un acto sexual que sólo se muestra en sitios web para adultos pero nunca en las películas románticas, pero si se hace de la manera adecuada, puede ser igual o más placentero que el coito.
Acabemos con los mitos del sexo anal.
1. Es sucio
Sin embargo, la idea de que es sucio nos viene desde la infancia cuando cada que nos referimos a ciertas funciones corporales hacemos gestos de desaprobación o asco, e incluso repugnancia y no tiene por qué ser así. De hecho, existen libros que te ofrecen instrucciones sobre técnicas de limpieza, lo que hace al sexo anal seguro y placentero.
2. Duele
Muchas chicas tienen sexo anal para saber qué se siente, pero si su primera experiencia es dolorosa, no quieren intentarlo de nuevo. Pero, no, el sexo anal no tiene por qué doler.
El ano y la vagina son muy diferentes así que no se pueden penetrar de la misma manera, y es que, a diferencia de la vagina, el ano carece de lubricante natural, por eso el acercamiento debe ser más lento.
3. No es amoroso
En nuestra cultura existe la creencia de que el sexo es un tabú, y por tanto, cada que le preguntamos a los hombres por qué aman hacer sexo anal, la mayoría contesta que el hecho de que sea considerado como un tabú les resulta muy excitante. Sin embargo, la mejor manera de volver esta experiencia más amorosa es hablar con tu pareja para que sea una actividad sexual normal y natural, para que pueda ser un acto en el que se pueda dar y recibir placer.
4. Te hace sentir deshonrada
Nadie nunca puede hacerte sentir así, sólo tú. Si como pareja ven al sexo anal como una actividad destinada a complacerse, ambos se sentirán bien, atendidos y amados, no tiene por qué ser deshonroso.
5. Tus amigos desaprobarán la práctica
Es importante que recuerdes que lo que ocurre en el dormitorio es entre tú y tu pareja y de nadie más. Lo que pasa con tu sexualidad no te define como persona.
Si ya probaste la actividad y no te gustó para nada, o si nunca has sentido curiosidad por llevarla a cabo, se vale decir no y tu pareja deberá respetar tu decisión siempre.
AQ
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