Al comenzar a andar con un galán es natural sentir nervios y hasta contener ciertas reacciones de nuestro cuerpo y carácter, queremos mantener el misterio, pero con el pasar de los meses y años, relajamos nuestras barreras, agarramos confianza y hay cosas que resultan tan naturales que dejamos de prestarles atención. La mayoría son padres, pues son sinónimo de confianza, pero también existen algunos detallitos a los que deberíamos de prestar más atención.
Por Miris Guerrero
Eso sí, alguno tiene que ceder
- Hablan. Si tu relación es sana y ya llevan un buen rato juntos, tienes la confianza de decirle lo que opinas de determinado tema sin miedo, incluso aunque sepas que él no piensa como tú. Puedes hablar de lo que más te gusta y quejarte amargamente de lo que no, pues tu galán te respeta, valora lo que opinas y te acepta tal y como eres.
- Discutes. Y discutes bien, aunque esto suene raro. Nos referimos a que ninguno de los dos se muestra cruel o tiene intenciones de humillar al otro, simplemente, si difieren en una opinión en cuanto a un asunto importante, lo abordan y exponen sus puntos de vista. Va muy ligado con la cuestión anterior. Esas parejas que dicen que jamás pelean... tal vez es porque no hablan de los temas importantes o se 'hacen de la vista gorda'.
- Muestras tu vulnerabilidad. ¿Te da oso llorar frente a tus papás o tus amigas? Con tu chico no, pues sabes que sus brazos son un refugio y un completo apoyo. También tienes en mente que todos somos seres humanos, que experimentamos un sin fin de emociones profundas y que abrirte así con él no es símbolo de debilidad, sino de confianza y aceptación.
- Tu cuerpo pasa a segundo plano. Cuando somos solteras tenemos más tiempo libre que cuando andamos con alguien, muchas chicas lo dedican a consentirse y cuidar de su silueta, pero cuando hemos tenido una relación larga, dejamos de preocuparnos o nos relajamos en la cuestión de 'mantener la figura', pues sabemos que nuestro chico está enamorado de la persona que somos, no de cómo nos vemos. Aun así, es importante que no te relajes tanto ni eches la flojerita a la hora de subirte a la elíptica, principalmente por tu salud.
- Conocen su lado oscuro. No somos perfectos, experimentamos muchos cambios de humor y hay veces que de plano 'no es nuestro día' y queremos despotricar, echar pestes y sacar nuestro enojo. Ambos se han visto en 'sus días negros' y se aceptan y quieren como son, pues saben que con su pareja no necesitan fingir que 'todo está bien', ni ocultar su tristeza, enojo o frustración.
- Funciones corporales. ¿Echarte un gas, que tu pancita gruña súper fuerte a mitad de la noche, que se te salga un eructo o tener un mega ataque de tos con todo y flemita en frente de tu chico? Pues sí, aunque al principio nos dé vergüenza, al pasar el tiempo nos relajamos y aprendemos a aceptar estas cosas. Por supuesto no lo hacemos a cada rato, pero seamos realistas, el cuerpo realiza a diario miles de funciones y es natural que emita ruidos. Además, si estás pasando por el peor resfriado de la historia, te aseguramos que tu novio no se escandalizará porque tosas como perrito anciano ¡al contrario!, se preocupará y te cuidará.
