Durante siglos los médicos han intentado eliminar el dolor sin importar la intensidad, tipo o causa, pero no lo han logrado.
Gritar, reír y decir groserías baja tus niveles de dolor.
Además las personas no tenemos el mismo umbral del dolor, y la reacción puede depender de sí quien lo padece tiene compañía, su estado de ánimo, deudas y hasta la época del año.
Diversos estudios han comprobado que los pensamientos gratos hacen que su atención se centre en ellos y olviden el dolor. También se ha comprobado que la risa disminuye hasta 50% la intensidad del dolor y la necesidad de tomar analgésicos, incluso en pacientes con dolores crónicos.
Actualmente una nueva teoría neurofisiológica asegura que el dolor viaja por 'vías lentas', por lo que sí otra cosa viaja en 'vías rápidas', éstas bloquearán el dolor. Así investigadores de la Universidad de Keele, en Reino Unido, confirmaron que las personas que gritan y dicen groserías a la hora de sentir dolor, ven disminuida esta sensación.
Y es que cuando gritamos, más si lo hacemos con malas palabras, el cerebro tiene un distractor mayor y hace que la sensación de dolor disminuya; de ahí el instinto natural de gritar cuando algo nos duele.
También el ejercicio aporta a que nuestro umbral del dolor aumente, la respiración bien aplicada hace que aumenten nuestros niveles de CO2, lo cual promueve que las arterias se dilaten y tengamos mayor oxigenación e irrigación en los tejidos, lo que baja los elementos que activan el dolor; y además no olvidemos la liberación de endocrinas, el analgésico natural por excelencia.
¿Gritas mucho cuando algo te duele?
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