Mis curvas confiesan: Una insaciable noche de placer
¡Mi espera terminó!
Las horas pasaron lentas antes de volver a vernos, aquel año en Barcelona le había sentado de maravilla. Me rodeó con sus enormes y definidos brazos, me llevó hasta su firme pecho por la cintura.
Te ves increíble, me dijo al oído ¿vamos a otro lado?
Fuimos a al departamento de un amigo suyo y tras cerrar la puerta, frenéticamente me levantó por las nalgas hasta su cadera, sentí la firmeza de su miembro. Me tenía contra la pared del pasillo, con las piernas separadas, con el vestido al aire.
Mis pantis y la mezclilla de su pantalón interponiéndose entre su piel y la mía.
Mis curvas confiesan: Deseo a mi mejor amigo
Moví mi cadera casi instintivamente, invitándolo a frotar su rigidez contra mi entrepierna. En una maniobra casi profesional, desabrochó su pantalón y sacó su pene para acariciar encima de mi húmeda rompa interior, una vez acomodado me tomó con firmeza por la cintura y comenzó a bajarme y subirme por su miembro, aun al aire, con las piernas separadas a su antojo.
Acariciaba de pronto mis senos y los apretaba.
Apartó mi ropa interior y me penetró de un golpe, con decisión y hasta el fondo, me arrancó el aliento y un gemido que sentí atravesarme de lado a lado.