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Mis curvas confiesan: Empapada desde el primer beso

¡Me di a mi ex! 

Autor: 
Una curvy hot
Veintitantos
19 Ago 2016
Categorías: 
Vivan las curvas
Yo amo mis curvas
Columna

 

Tenía 3 años que habíamos terminado. Lo volví a ver, y pasó. ¡Tuve sexo con él!

Acababa de cambiarme de trabajo, cerca de donde él vivía. Vio mi publicación en mi Face y le dio like, no le di mayor importancia, pero un viernes me marcó y me invitó por unas chelas.

Nos vimos en nuestro bar favorito. No puedo negarlo, al saludarlo mi panty se mojó un poco, olía delicioso, a una mezcla de esencias amaderadas, el beso y abrazo de rigor al saludarnos duró un poco más de lo normal, sentí su pecho chocar con mis senos.

Charlamos mientras él no dejaba de rozar mis piernas, enfundadas en una entallada falda que apretaba mis caderas. Siempre me he enorgullecido de mis pompas, tengo un lindo curvy cuerpo de pera, caderona y nalgona, noté que él me repasaba cuando me levanté al baño.

Luego de 2 cervezas, salimos a 'caminar', de pronto me jaló hacia él. Recibí a su lengua mojada como una vieja conocida, con placer recorrió mi boca, mientras bajaba su mano a mis nalgas para apretarme contra su pene.

Estaba caliente, Gabo siempre ha sabido cómo besarme para encenderme y dejarme empapada.

Las palabras no hicieron falta, subimos a su auto y condujo a un hotel. 

Al llegar me le fui encima, tenía hambre de él. Y después de 3 meses sin sexo, mi cuerpo estaba ardiendo, las noches en solitario con mis dedos no bastaban, quería sentir su miembro dentro de mí. 

Gabo comenzó a desvestirme y a susurrarme que quería metérmela mientras yo estaba de espaldas, duro y pellizcando mis pezones, como a mí me gustaba.

Siempre he tenido un complejo con mis piernas, durante la pubertad me salieron muchas estrías y celulitis, pero con él me pasa algo extraño, me pone tan horny que se me olvida, incluso dejo de prestarle atención a la lonjita que se me forma cuando lo montó como buena vaquera. 

Gabo me acostó en la alfombra, levantó mis caderas y hundió su lengua en mi vagina, acarició mi interior sin descanso.

- Estás muy mojada, susurró mientras me giraba para penetrarme.

- Sí, me encanta como me aprietas.

Sus dedos comenzaron a acariciar mi clítoris y después de unos minutos, ya no supe más...

Tal vez el próximo fin de semana vuelva a aceptar su invitación para 'unas chelas'. 

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