VEINTITANTOSLogoVEINTITANTOS

Revista Veintitantos

iStock
5 cosas que la gente sin hijos no entiende

5 cosas que la gente sin hijos no entiende

Pero podemos llegar a hacerlo.

10/02/2017 | Autor: Mairem Del Río
Comparte en:

Ser mamá joven te convierte en una especia de criatura extraña a los ojos de tus amigos sin hijos, y por más involucrados que estén en tu vida y en la de tus peques, hay cosas que nunca van a entender hasta que se conviertan en padres.

 

Entre las muchas cosas que sacan de onda a tus amigos sin hijos, tenemos:

 

1. ¿Por qué no puedes tener una conversación coherente?

 

La vida de una mamá está llena de interrupciones, casi todas ocurren justo cuando estamos en medio de una conversación, el resto es cuando tratamos de ver una serie o película.

 

 

La mayoría de nuestras pláticas son algo así: “Ayer fui al súper y… ¡bájate de ahí!... Ah, sí, pues en el súper… ¡que te bajes!... Bueno, como te decía, estaba en el súper y entonces… ¡no te comas eso!... Ok, la cosa es que cuando llegué a mi casa… no, ahorita no es hora de dulces… ¿en qué estábamos?”. Y así, una y otra vez.

 

A veces nuestros amigos sienten que no les prestamos atención o que no nos importan, la realidad es que tenemos demasiadas cosas en la cabeza, vivimos distraídas y dejamos todo a medias, sin mencionar el pequeño humano que demanda toda nuestra atención. No es personal, en serio.

 

2. ¿Por qué te duermes tan tarde?

 

Aunque en la mañana parezca que pasamos la noche metiéndonos drogas en un festival musical, la realidad es muy diferente. Si no es amamantar al bebé, es tratar de dormirlo, convencerlo de que no hay una bruja en clóset o llevarle agua cada 15 minutos.

 

 

Además, las mamás quedamos con una especie de insomnio perpetuo, que se suma al hecho de ese momento en que todos duermen, es el único que tenemos para nosotras mismas: perdernos en nuestras redes sociales, ver Netflix hasta que nos duelan los ojos, leer o ver videos de gatitos. Ese extenuante pedacito de libertad es adictivo, irracional y poco saludable, pero vale la pena. ¿Ahora entienden por qué les dejamos comments y likes a las 3 de la mañana?

 

3. ¿Por qué nunca contestas el teléfono?

 

No es un secreto que los niños aman los teléfonos, así que para alejarlo de sus manitas hay que esconderlo, a veces demasiado bien. Es frecuente que el celular termine en el fondo de nuestra bolsa, en un cajón o en un estante muy alto, lo que hace difícil escuchar cuando suena o contestarlo a tiempo. Eso cuando sabemos dónde está, porque no es raro que termine sepultado entre juguetes o en la basura.

 

 

Además, ¿vieron el punto no. 1? Siempre estamos muy ocupadas para hablar por teléfono, regresar llamadas o mandar mensajes. Pero de verdad, tenemos toda la intención de llamar a nuestros amigos en cuanto recuperemos un poco de salud mental.

 

4. ¿Por qué tienes una relación de amor/odio con el supermercado?

 

La gente sin hijos no entiende por qué nos tardamos tantas horas en el súper, o por qué no podemos ir cualquier día de la semana ‘en una carrerita’, y es difícil explicarlo sin llorar un poquito.

 

Cuando eres mamá, ir sola a comprar despensa cuenta como salir de paseo: vas caminando tranquilamente entre estantes coloridos, avientas cosas al carrito, no cuidas a nadie y no hay llanto si no llevas esas galletas con malvavisco.

 

 

Por otro lado, cuando vamos con hijos es, básicamente, horrible. Todo comienza con la preparación antes de salir: vestirlos y empacar todo lo necesario en la pañalera. Luego el incómodo trayecto, seguido de mucho llanto porque no quieren ir sentados en el carrito, desean cada cosa brillante que ven y avientan al piso lo que no les gusta o les estorba, sin olvidar los berrinches en la caja.

 

5. ¿Por qué no envidias la maravillosa vida de otras personas?

Sí, claro que vemos las fotos de nuestros amigos presumiendo sus noches de fiesta, sus últimas vacaciones en la playa o su mochilazo por Europa. Lucen relajados y felices, mientras nosotras estamos exhaustas, estresadas y más pálidas que un fantasma, tratando de recordar cuándo fue la última vez que salimos de noche.

 

Pero aún así, no cambiaríamos nuestra vida por nada. Quizá no parezca tan divertido como un concierto de rock, pero los niños tienen suficientes ocurrencias para sacarnos carcajadas a cada momento. Nos hacen bailar, soñar, imaginar nuevos mundos, agarrar de nuevo lápices y crayolas para pintar como cuando éramos chiquitos. Cada día nos enamoramos más, y aunque nuestra vida no es tan glamourosa, la realidad es que somos muy felices. No más ni menos felices que alguien sin hijos, sólo de una forma diferente.

La razón por la que más atesoramos a nuestros amigos sin hijos es que son las únicas personas que se interesan más por nosotras que por nuestros peques y nos ayudan a salir de la rutina enajenante en que vivimos. Sin embargo, hay cosas de nuestra vida que, por más que se las expliquemos, nunca van a entender hasta que estén de este lado de la pater/maternidad, y eso está bien.

Notas relacionadas