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Muestras de machismo tan sutiles que ya ni las notamos

Aunque muchos nos tachen de exageradas...

Autor: 
Mairem del Río
Istock
24 Mar 2017
Categorías: 
Quiérete
Tu vida

La cultura machista está tan arraigada en nuestra sociedad, que se pueden ver señales de ella hasta en los detalles más pequeños. Aunque muchos nos tachen de exageradas, encontramos algunas muestras de machismo tan sutiles, que ya ni nos damos cuenta de que los son.

Te garantizamos que después de que leas esto, las notarás en todas partes:

1. El descuento a las mujeres en los antros

Este es un punto que ellos utilizan para demeritar la lucha feminista: “¿Por qué no se quejan de que entran gratis al antro y los hombres sí tienen que pagar?”. ¡Pues sí que nos quejamos! El problema es que no todas las chicas se dan cuenta de que esto no es un privilegio para ellas ni se hace con el fin de que las mujeres se diviertan más, sino con el afán de llenar los locales de chicas, dejar que se embriaguen casi gratis y ponerlas a disposición de los hombres que sí pagaron su entrada para “ligar”. Es decir, ¡nos tratan como ganado! Como un producto más de la barra libre.

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2. Cervezas para él, cocteles para ella

Cuando vas con alguien del sexo opuesto a un bar, restaurante o antro, los meseros asumen que la bebida más fuerte es para el hombre y los tragos coquetos para la mujer. Si ella pide una cerveza y él un Martini, al llegar la orden es casi seguro que el mesero intercambiará los tragos, tal como pasaría si ella pide un whiskey en las rocas y él una michelada. Porque obvio, ellos tienen la garganta más resistente, ¡haz el experimento!

3. Darle la cuenta directamente al hombre

No nos estamos quejando, es un gesto súper amable y elegante cuando un hombre se ofrece a pagar la cuenta. Sin embargo, el hecho de que todos asuman que es él quien invitó a la mujer y que por eso debe sacar la cartera, es algo que afecta a ambos sexos. Ahora las mujeres podemos invitar a un hombre a salir y claro que somos capaces de cubrir los gastos de una cita. El problema de “quién paga la cuenta” debe determinarse por otros factores, como el poder adquisitivo o si acordaron dividirla entre dos. Lo correcto es dejar la cuenta en el centro de la mesa y que la tome quien guste.

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4. Ausencia de cambiadores para bebé en los baños de hombres

Aunque parezca un detalle insignificante, que quizá tiene que ver con el espacio y la decoración, esto refuerza la idea de que el cuidado de los hijos es responsabilidad exclusiva de la mujer y limitan el rol del papá en la crianza. Cuando una pareja va a un sitio público y el bebé necesita cambio de pañal, a la mamá no le queda más que ir ella, aunque el hombre quiera/deba/esté dispuesto a hacerlo.
 
5. El mansplaining

No hay una traducción literal para este término en español, pero es cuando un hombre le explica algo a una mujer en tono condescendiente, a menudo interrumpiéndola, pues asume que ella sabe menos sólo por ser mujer. También es cuando un hombre y una mujer hablan sobre el mismo tema pero el hombre sí es escuchado, o cuando él repite algo que ella acaba de decir y recibe todo el crédito. Hay historias increíbles de chicos que han tratado de explicarle a una mujer cómo pronunciar su propio nombre, cómo es el orgasmo femenino o incluso qué quiso decir en el artículo que ella misma escribió.

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6. El “impuesto rosa”

Se le llama “Pink Tax” al precio extra que pagan las mujeres por comprar el mismo producto que los hombres. Artículos como rastrillos, shampoo, jabones y hasta artículos de papelería, cuestan cerca de 43% más cuando están dirigidos al público femenino, aunque la mayoría de las veces la única diferencia es que uno es rosa y el otro no.

7. Los estampados en la ropa

Es común encontrar camisetas para niñas y mujeres con leyendas como “cute” (linda), “beautiful” (hermosa), “diva”, “princess”, etc. Mientras que las de ellos dicen cosas como “strong” (fuerte), “powerfull” (poderoso) o “super hero” (superhéroe).  

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Por supuesto, estas no son las únicas muestras de machismo que vivimos cada día, hay otras un poco menos sutiles pero que también se han normalizado:

- Diferencia de sueldos. En México, las mujeres ganan en promedio 22.9% menos que los hombres por hacer el mismo trabajo, según estadísticas de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). mientras que en países como es Estados Unidos, las mujeres ganan 79 centavos por cada dólar que ganan los hombres.

- Piropos callejeros o el cat calling. El hecho de gritarle obscenidades a una mujer desconocida, cuya única falta es caminar tranquila por la calle, simplemente está mal. No es halagador, no nos hace sentir más guapas y no cuenta como cumplido.

- Diferencia entre las licencias de maternidad y paternidad. En México, las madres tienen derecho a tomarse hasta 3 meses para cuidar a su bebé al dar a luz.  Por el contrario, los hombres sólo obtienen cinco días de licencia en total. Eso hace que las mamás queden como únicas responsables del recién nacido y dificulta que los hombres se apeguen a sus hijos.

- Los juguetes de género. Típico que los productos como princesas, cocinas y carriolas son de colores pastel y van dirigidos a las niñas, mientras que los bloques de construcción, súper héroes y carros están en tonos vibrantes y son para los niños. Esto limita las opciones de juego para ambos, así como su desarrollo y la forma en que ven los roles de género desde la más tierna infancia.

Y tú, ¿qué otros detalles machistas has notado?

 

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