¿Nunca han notado que los perros chiquitos muchas veces son más agresivos y territoriales que los perros grandes? A esto le llamamos el síndrome del perro pequeño y se da en razas chicas; algunos de los problemas que incluye son de comportamiento (agresión, fobias, ansiedad por separación o estrés), conductas indeseables, terquedad y básicamente todo lo que no queremos que nuestro perro haga.

¿Por qué pasa esto?

Básicamente porque no limitamos a nuestros perros chiquitos de la misma manera que a un perro grande. Solo piénsalo de esta manera, si un perro grandote se sube a las piernas de tus invitados, luego luego lo bajas o si se pone a ladrarle a unos niños lo detienes inmediatamente. Los perros chiquitos, como creemos que son completamente inofensivos, no detenemos este comportamiento de inmediato.

¿Cómo lo arreglo?

La mente de un perro funciona de manera bastante simple; ellos se guían completamente por instinto y por comportamientos dominantes. Para corregir este comportamiento siempre debes indicarle a tu perrito que la persona que manda eres tú. El tiene que entender que se gana su comida y tus cariños obedeciéndote, el desbordarlo con afecto sin razón alguna hacen creer a tu perro que él es el líder y que tú lo obedeces a él.

La solución a este problema es deshumanizar a tu perro: no lo trates como un bebé. No lo cargues a todos lados, no le hagas cariños para que deje de ladrar, y no le cedas tu cama entera para que esté más cómodo. Esto lo único que crea son comportamientos inadecuados como que se acostumbre a estar en brazos todo el día o a creer que se puede adueñar de cualquier espacio.
 

Sabemos que quieres mucho a tu chiquito y que es tu consentido pero premiando comportamientos agresivos solo lo dañas a él mismo.

¡No aceptes este mal comportamiento! Los perros, sean grandes o pequeños, no pueden, bajo ninguna circunstancia, comportarse mal.

 

 

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