Desde la semana pasada, cientos de mujeres empezaron a plasmar en Twitter historias personales con una pregunta al final: ‘¿A los hombres también les pasa eso?’. La intención evidentemente, no es que alguien responda sí o no, sino llevar a la reflexión, al análisis y sobre todo a crear conciencia de las situaciones vulnerables a las que las mujeres de este país se exponen todos los días. 

 

Los tuits cuentan historias desde acoso y violencia sexual en la calle, transporte público y hasta cosas cotidianas como la disparidad de género en la escuela y en el trabajo. 

Como siempre suele suceder, no todos respondieron a la reflexión, si no al ataque como defensa. Desde las típicas descalificaciones del feminismo, con estadísticas parciales o descontextualizadas, e incluso a minimizar las situaciones de acoso, con justificaciones como “a todas nos gustan los piropos”. 

Así como el movimiento #MeToo ha logrado crear conciencia poco a poco entre la ciudadanía, mediante voceras famosas e historias compartidas en redes sociales, con movimientos, como el de ‘¿A los hombres también les pasa eso?’, quizá se logre que una parte de la población deje de normalizar la agresión sexual y realmente otorgue algo de comprensión y empatía a quienes lo viven diariamente. 

Todos tenemos madres, hermanas, hijas, amigas a quienes nos gustaría que el mundo tratara con nuestro mismo aprecio y gentileza, así que podríamos empezar con las que tenemos al lado. 

Una mirada lasciva, una caricia no pedida, un piropo ofensivo, no es normal ni merecido.