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 8 horribles verdades de ser mamá millennial

8 horribles verdades de ser mamá millennial

Lo que nadie te dice sobre ser una mamá joven.

17/02/2017 | Autor: Mairem Del Río
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Si naciste entre 1980 y 1999, eres parte de la generación ‘Millennial’, y si además ya eres o planeas ser mama algún día, debes saber que hay nuevos problemas que nos toca enfrentar solo por vivir en esta época.

 

Hace unas décadas, ser madre se consideraba el destino “natural” de toda mujer, la finalidad de la vida en general, pero las cosas han cambiado y tenemos retos que nuestros padres ni nuestros abuelos tuvieron que enfrentar. Por eso aquí van estas 8 horribles verdades de ser mama millennial:

 

1. A nadie le importa que tengas hijos

 

Cuando das la noticia de que estás embarazada, las reacciones suelen ser de alegría y felicitaciones, algunas sinceras y otras falsas. La gente a tu alrededor se divide entre “¡qué bendición!” y “ya la perdimos, acaba de arruinar su vida”.

 

Está desapareciendo esa consideración especial con las mamás: cederles el asiento en el transporte público, dejarlas pasar antes en las filas o permitirles subir al elevador exclusivo para ellas. Hay gente que incluso las agrede sólo por ser madres, todo bajo el ignorante argumento de “no es mi culpa que tengas hijos”, sin importarles que estar embarazada o llevar un peque en brazos implica poca movilidad, dolor, incomodidad y mucho riesgo de perder el equilibrio y que una salida casual termine en desgracia.

 

 

2. La ‘niñofobia’

 

Ahora está muy de moda que la gente ostente sin consideración cuánto le disgustan los niños (gracias, Facebook y Twitter). No hay nada de malo con eso, todos tienen derecho a que no les encanten los peques, el problema surge cuando se pasa a la acción en forma de agresiones y discriminación.

 

Gente que se queja cuando hay un niño llorando en el restaurante y exige que lo saquen, adultos que callan a los niños durante una película infantil (caso verídico), seres que arman un escándalo cuando ven a una mamá amamantando en público y memes insultantes por todas partes. Todo indica que tener hijos implica más inconvenientes para otros que para ti. Y ni hablar de la gente que se queja de que las mamás compartan fotos de sus bebés en redes sociales.

 

 

3. Tu hijo es más listo que tú

 

Se dice que “los niños ya nacen con otro chip”, y quizá sea cierto. Es probable que tu hijo aprenda a programar computadoras en primaria, mientras tú aún descompones gadgets con sólo mirarlos. Ellos crecerán con Google, Netflix, YouTube, Siri y acceso a todo el conocimiento que puedas imaginar. Además, es la generación más consciente de sí misma, de que puede tomar importantes decisiones, como su preferencia sexual o su género, y de que tienen derecho a protestar por sus derechos y causas sociales. Para cuando ellos estén en la universidad, nosotras seremos “esa generación que arruinó el mundo”, tal como vemos ahora a nuestros padres.

 

 

4. El juicio social

 

Con las opciones tan abiertas para vivir tu vida libremente, la gente se impacta cuando decides tomar el rol de madre. “¿Acaso no eres feminista?”, “¿No quieres hacer algo mejor con tu vida?”, “Pero eres inteligente, ¿por qué desperdicias tu cerebro en esto?”, son algunos de los comentarios que no es raro escuchar.

 

Si antes era bien visto formar una familia, ahora muchos lo ven como un paso atrás en la evolución de la mujer, y no dudan en juzgar a las mamás (en especial a las más jóvenes), con la misma dureza con que hace unas décadas se criticaba a las mujeres que optaban por no reproducirse.

 

 

5. Bullying 2.0

 

Cuando éramos niñas, el bullying consistía en algún intercambio de insultos casual, amenazas y quizá un pleito físico sin graves consecuencias, pero ahora el asunto tiene proporciones caóticas. Con la llegada de las redes sociales, los chicos organizan apara atacar sin piedad a cualquier víctima elegida. No sólo la acosan en la escuela con las agresiones más crueles que pueden, también la hostigan por Facebook, Twitter, Instagram, What’s App y todos los canales posibles bajo el amparo de perfiles falsos.

 

Es lamentable ver cada vez más noticias sobre chicos y chicas que terminaron con su vida por el intenso bullying del que eran víctimas. Lo peor es que el fenómeno es tan reciente que no hay una estrategia clara para manejarlo. Padres, maestros y sociedad nos quedamos paralizados sin saber cómo reaccionar ante algo totalmente nuevo.

 

 

6. El kínder es la nueva universidad

 

Pocos saben lo que es realmente el estrés hasta que buscan escuela para su hijo. Las opciones son infinitas y cada vez se inventan nuevos sistemas de aprendizaje más modernos y diferentes: Montessori, high scope, activo, Reggio Emilia, Waldorf, etc.

 

Antes bastaba con inscribir al peque a la escuelita más cercana, pero ahora existen guías con más de 100 preguntas que tienes que hacer antes de elegir escuela. Tenemos todas las opciones al alcance una búsqueda en Google y pasamos mucho tiempo escogiendo la mejor, aunque no existe.

 

Y ni hablar de las colegiaturas, algunas escuelas cobran por mes lo que tú ganas en 3 meses, sin tomar en cuenta transporte escolar, actividades extracurriculares, uniformes, material, paseos, viajes… y estamos hablando solo de kínder.

 

 

7. El imposible balance entre la maternidad y la vida profesional

 

No es un secreto que muchas mujeres abandonan su carrera después de ser madres, y rara vez es por decisión propia. Aún en estos días se considera que una mujer que ha sido madre vale menos en el ambiente laboral. Muchas veces no las contratan porque creen que no serán capaces de concentrarse y ser productivas, las despiden al quedar embarazadas o cuando regresan de su licencia de maternidad. Como estas prácticas son ilegales, tratan de justificarlo con un mal rendimiento, que “hubo recorte de personal” o las acosan hasta que renuncian.

 

La mayoría toma esta experiencia como una señal para lanzarse como empresarias o freelance, así pueden manejar sus tiempos sin descuidar a su familia, mientras se forjan una carrera que no implique aguantar malos tratos.

 

 

8. El estrés de ser ‘mamá cool’

 

La presión por no parecer señora es devastadora y muy estresante. Cuando eres mamá joven sientes que debes seguir siendo esa chica alegre y despreocupada que todos aman. Haces malabares para ir a fiestas y conservar tu vida social, te rehúsas a que tu look se vuelva conservador, tratas de mantenerte actualizada con lo último en moda, cine, series, música, etc. Y todo, mientras cuidas a una personita que depende totalmente de ti y succiona cada segundo de tu día. Eventualmente aceptas que no puedes partirte en dos para seguir con tu tren de vida y ser mamá, pero duele.

 

 

Pero tiene cosas buenas…

 

Las mamás millennial somos las encargadas de asegurar la supervivencia de la especie y dejar en el mundo personas más inteligentes y compasivas que nosotros, una tarea muy importante. Además, somos más innovadoras, creativas, libres, abiertas, determinadas y empáticas que nuestros padres. Así que, ¡un aplauso a las mamás millennial!

 

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