10 cosas que tu madre nunca te dijo
Embarazada.
Ahí lo tenía, más claro que el agua: dos líneas azules me observaban desde el pequeño test de embarazo que acababa de comprar.
Un doble check.
Una línea = no embarazada.
Dos líneas = embarazada.
Vale, entonces estaba embarazada, definitivamente.
El corazón me latía con fuerza.
La cabeza me daba vueltas.
Y tenía el estómago revuelto.
Estaba nerviosa, emocionada, aterrada y a punto de entrar en éxtasis. Todo eso al mismo tiempo.