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Amo los tríos

Amo los tríos

"Me sentía una reina, los dos a mi disposición, era yo el centro de atención, no había segundo en que uno no tocaran alguna parte de mi cuerpo o me besaran, sentía sus manos por todos lados"

18/07/2019 | Autor: Rincón Erótico
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Ricardo devoró con desesperación mi vagina, tenerlo de rodillas frente al sillón me hizo sentir poderosa, tenía una sensación de placer multiplicada por dos; así es, mientras él me provocaba gritos de placer, Víctor los callaba con su pene en mi boca, ¡Qué noche! ¡QUÉ TRÍO!

Trío sexual

 

Llevo ya varios meses soltera, después de una gran relación, resultó que su maestría la haría en Barcelona, así que, después de una semana de sexo desenfrenado, sucio, romántico y demás perversiones nos despedimos en el aeropuerto, fue difícil no lo pienso negar, pero bueno, la vida sigue y yo no puedo quedarme a esperar.

En fin, pasé varios fines de semana viendo películas de amor, me convertí en la peor masoquista del mes, es más ¡del año! Lloré y lloré, el vino se hizo mi mejor amigo y mis ojos estaban hinchados todas las mañanas; mis amigos me buscaban y yo, viendo películas. Además, subí varios kilos, tanta chatarra hizo lo suyo. Cierto día dije “¡Ya! Hueva mi vida, quiero estar bien otra vez, sí, sola pero bien”.

Regresé al gimnasio, volví a ver a mis amigos y regalé tanta película, aunque extraño la de Realmente amor, ¡la quiero de vuelta!

Con mi nueva actitud salí a revivir mi vida social y así quitarme el olor a humedad de estar tanto tiempo guardada; poco a poco me reincorporé y hasta en el trabajo lo notaron. La primer semana retomé el contacto con mis amigas, los cafecitos de la semana me hacían mis noches, extrañaba echar el chisme; fue en una de esas reuniones en que Mar me invitó a una reunión que tendría el sábado, me aseguro que encontraría ligue guapo y buena onda; y como buena mujer soltera recientemente pues me apunté.

Paso Mar a mi trabajo para irnos ala fiesta, pasamos a comprar nuestras respectivas cervezas para el camino y nuestra botella de tequila para la reunión, que bien sabíamos, no sería algo tranquilo. Honestamente iba con cero expectativas, no moría por salir de ahí con mil teléfonos, invitaciones a cenar o, mínimo, que me llevarán un trago para platicar, mi fin era pasarla bien y regresar, oficialmente, al mercado.

Estuvimos como una hora platicando solas, sentadas en el sillón, hasta que llegó un super cuate de Mar me dejó sola, equis, desde que tengo smartphone me preocupan menos estas cosas, chequé mi FB, mail y Twitter; y justamente cuando estaba a nada de twitear que estaba sola como hongo, llegó un chico y se sentó a mi lado, jalé nuestras bolsas para que no le estorbaran y fue ahí que comenzó a platicar conmigo; me hizo una que otra broma, me preguntó cosas y yo a él, la estaba pasando bien, me pareció muy simpático y, lo mejor de todo, no se le notaba la actitud de ligador, digamos que se acercó en buena onda. 

Pasaron varios minutos hasta que mi amiga regresó, resulta que Víctor, el chico que se acercó a mi, era amigo de Ricardo, el amigo de Mar; fue ahí cuando me di cuenta que su plan había sido intencional, dejarme sola para que él me hiciera la plática. Pero bueno, para mi suerte todo salía bien, estaba a gusto.

Comenzó la ronda de tequilas, no puedo evitar tomar shot tras shot, soy realmente fan, pero eso sí, en minutos me pone un poco mal. Ricardo y Víctor pasaron la noche con nosotras, tomaron, bailaron y platicaron. Dieron las cuatro de la mañana, así que tomamos nuestras cosas y nos fuimos, me sentía muy cansada, pero sobe todo, mareada. Víctor me pidió mi Whatsapp, se lo di y nos fuimos.

Estaba bastante cruda el sábado, sabía que eso pasaría, así que me levanté, me hice un chongo, me puse los pants y levanté a Mar para irnos a desayunar. Mientras esperábamos mesa, me llegó un mensaje, decía “Todo un gusto conocerte ayer, pesero poder verte pronto”, tarde varios segundos en adivinar quien era, hasta que medio recordé la noche; le enseñé el mensaje a Mar y sólo se rió.

No me importó contestarte, lo que quería era comerme mi consomé y empinarme una coca fría. Más tarde como a las cinco le contesté con un “Igualmente, ojalá sea pronto”. Ese mismo día por la noche nos invitó a un bar del centro de la Ciudad, Mar dijo que tenía un compromiso y no podría ir con nosotros, así que me fui sola.

Llegué al bar casi media hora tarde, el tráfico estaba infernal, Ricardo y Víctor ya tenían un trago en la mesa, a lo lejos vi que un caballito de tequila estaba ahí también, sabía que era para mi. Así fue, llegué a la mesa y antes siquiera de saludarlos me dieron un limón, el caballito y ¡pa dentro! Ahora sí, los saludé.

Platicamos un buen tiempo, de sus trabajos, del mío, de mi perro, etc., nada que no platique alguien que apenas se conoce. A veces creo que soy muy confiada con la gente, como que no me doy cuenta que no tengo ni un día (en horas) de convivir con ellos, pero bueno, me sentía en confianza, había buena química.

Quise salir a fumarme un cigarro, Víctor me acompañó. Estando afuera, el aire era terrible, mi cabello volaba por todos lados; no podía ni prender el cigarro, en ese instante, él se acercó y puso mi cabello detrás de mi ojera, me miró a los ojos y se acercó a besarme y yo ¡pues lo besé! Sus labios me parecieron realmente sexys, sus besos me estaban prendiendo tanto que hasta se me olvidó fumar; nos tuvimos que meter, estaba a punto de llover.

Para este momento ya llevaba cerca de tres tequilas, pero aún me sentía bien, contenta y aún mas deshinibida. Estábamos hablando de las mujeres con las que ellos habían salido y los hombres con los que yo lo he hecho, Ricardo comentó “una de las chicas con las que salí, tenía esta parte de la cara como tú”, señaló mis pómulos y los acarició, dos segundos después ya me estaba besando y yo ¡pues también lo besé! Fue en ese momento cuando sentí una mano acariciar mi pierna, cuál fue mi sorpresa al darme cuenta que era de Víctor, abrí los ojos  lo miré, chupo sus labios y me sonrió.

“¿Nos vamos?”, preguntó Ricardo; “Vámonos”, le dije.

Víctor manejaba y yo era la copiloto, Ricardo estaba en la parte de atrás, justo detrás de mi. Sentí como su mano se colaba poco a poco por mi cuello, hombros, cabello; me ponía la piel chinita. Víctor empezó a acariciar mi pierna, subía a mi entrepierna, metía la velocidad y regresaba a donde estaba. Una mano entraba por mi escote, se metía debajo de mi brasier, mi vagina empezaba a humedecerse y mi cabeza intentaba pensar, pero mejor me concentré en dejarme llevar.

“Da vuelta a la izquierda y te estacionas en el primer edificio”, le dije. Llegamos a mi casa, nos bajamos del carro y subimos por el elevador, para evitar que las vecinas notaran mi plan.

Me quité los zapatos, el saco y los dejé en la entrada; les di una cerveza y nos sentamos en el sillón, yo quedé en medio de los dos, volteé y jale a Ricardo para besarlo, Víctor desabrochaba mi pantalón y metía la mano, soltó un “uuuf” cuando notó lo mojada que estaba, Ricardo me quitó la blusa y se agacho a morder mis pezones, sí, eso fue lo primero que hizo, me mordió, casi tengo un orgasmo con eso, ¡me encantó!

Me sentía una reina, los dos a mi disposición, era yo el centro de atención, no había segundo en que uno no tocaran alguna parte de mi cuerpo o me besaran, sentía sus manos por todos lados.

Amo los tríos interior

 

Me quitaron la ropa, quedé desnuda sobre mi sillón, mientras besaba a uno, con una mano acariciaba el pene endurecido y húmedo del otro, poco a poco les quite la ropa, estábamos los tres completamente excitados; me puse en cuatro, mientras a uno le hacía sexo oral, otro estaba detrás de mi haciendo lo mismo, no se imaginan el placer que estaba sintiendo, me mojaba cada vez más. Víctor introdujo sus dedos en mi vagina y en ese momento me perdí, disfruto como pocas que me acaricien, me presionen el clítoris y el punto g con los dedos, he tenido miles de eyaculaciones así, de esas que dejas la cama completamente mojada

Ricardo me jalaba del cabello y me metía cada vez más su pene a mi boca, casi lo muerdo cuando sentí la penetración de Víctor, me cogía duro, me nalgueaba y apretaba; Ricardo, mientras disfrutaba de mi lengua, sujetaba mis bubis, ¡es inexplicable la sensación! Aún lo recuerdo y me excito muchísimo.

De pronto Ricardo de sentó y le hizo una seña a Víctor, él se quitó y me movió a las piernas de su amigo, me puso sobre él; ahora cambiaron los papeles, yo movía las caderas mientras Víctor me sometía jalándome el cabello y poniéndose frente a mi con su pene en mis labios. 

Me recostaron el en sillón, me besaban todo el cuerpo, mientras uno me penetraba otro me apretaba las bubis y yo lo masturbaba. Cambiaron de lugares, yo ya no sabía que hacer, por momentos pensaba que era mucho para mi sola, pero me excitaba la idea de tener dos penes a mi disposición.

No sé como fue, pero me pusieron con las piernas en el respaldo y mi cabeza colgando del sillón, estaban Ricardo frente a mi y Víctor haciéndome sexo oral, mientras yo tenía los masturbaba a ambos, poco a poco fui sintiendo ese cosquilleo pre orgásmico, de pronto, ¡terminé! aún con la lengua de Víctor en mi vagina, me chupo cuánto pudo.

Se puso de pie, estaban los dos frente a mi, yo permanecí como estaba y, como en película porno vi semen caer sobre mi cuerpo, grité de placer; chupe sus penes y se sentaron. Terminamos la cerveza y quedamos de vernos al otro día. ¡Amo los tríos!

 

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