La importancia de declarar tu amor aquí y ahora

 

Todos vivimos pensando que siempre habrá tiempo para expresar nuestros sentimientos y lo dejamos “para después”, sin detenernos a imaginar todos los escenarios que podrían acabar con esa posibilidad. Por eso, hoy más que nunca, necesitamos hablar de la importancia de declarar nuestro amor a tiempo. 

 

 

 

 

 

A veces se necesita una tragedia para darnos cuenta de que ese “después” no está garantizado. Sólo hay que detenernos a pensar en cuántas personas se quedaron con un “te amo”, un “me gustas” o un “perdón” atorado en la garganta para siempre, porque la vida les robó la posibilidad de decirlo.

 

Piensa en esas personas que estaban esperando la oportunidad de declarársele a su crush y ya no podrán hacerlo. En los novios y esposos que se despidieron enojados en la mañana, seguro por alguna tontería, creyendo que en la noche se iban a reconciliar y nunca volverán a verse.

 

 

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Imagina por un momento que le armaste un drama a tu novio porque le dio like a otra chica, porque no te respondió un mensaje a tiempo o porque tuvieron un malentendido. Todas esas “razones” para enfadarse, son totalmente irrelevantes ante un escenario en el que uno de los dos se ha ido para siempre.

 

Siempre estamos escuchando que debemos decir las cosas en el momento, pero todos los mensajes, poemas y memes al respecto pasan por nuestros muros casi desapercibidos, hasta los vemos como “paja” cursi y redundante. Pero en estos momentos de desolación suenan más ciertos que nunca.

 

 

 

 

 

Y no sólo aplica en cuestiones románticas, también para tus amigos, familia y seres queridos. Jamás hay que despedirnos enojados de la gente que amamos, nunca.

 

Antes de dar la espalda y salir por la puerta, pregúntate: si esta es la última vez que veo a esta persona, ¿son éstas las últimas palabras que quisiera decirle o escuchar?

 

 

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Así que desde ahora proponte actuar en el momento, decir lo que sientes y lanzarte sin miedo, porque ninguna posibilidad o respuesta puede ser peor que quedarte con un eterno “hubiera”.