Siempre hemos escuchado que el ejercicio te mantiene saludable y en forma, pero existen ocasiones en que es mejor suspenderlo, pues provoca más daños que beneficios. Estas son las ocasiones en las que es mejor tirarte en el sofá.
Por Ana Shimasaki
- Si estás resfriada. Si te sientes sin energía y decaída, es mejor no practicar el ejercicio por unos cuantos días hasta que te sientas recuperada. Esta es la mejor opción sobre todo cuando acudes a un gimnasio y puedes contagiar a otras personas.
- Si tienes fiebre. La temperatura elevada es un signo de que tu sistema inmunológico está luchando contra una infección, y lo último que necesitas hacer es una gran actividad física. Para por unos días hasta que haya desaparecido este síntoma.
- Si estás lesionada. Si tienes una lesión muscular y dolorosa es tiempo de que descanses, pues esta pausa es fundamental para que la zona afectada no se estrese y se recupere. Suspende tu entrenamiento, y si después de unos dos días notas que el dolor no desaparece, debes ir al médico.
- Si estás desvelada. Si no has dormido bien y te sientes agotada, y ves el hacer ejercicio como una actividad casi dolorosa, es tiempo de que reposes unos días. Ahora, si sientes fatiga extrema, puede ser signo de una enfermedad. No estaría mal que visites al médico.
- Si estás embarazada. Si quieres seguir con el ejercicio, pídele a tu médico rutinas seguras y de intensidad moderada que no impliquen ningún riesgo de caída o presión en el abdomen o espalda. Descansa cuando tu cuerpo te lo pida.