Muchas personas se someten a dietas extremas creyendo que así será más fácil bajar de peso, pero no es así. De hecho sucede todo lo contrario. Al no comer el metabolismo tiende a ser más lento, entra en un estado de alerta y el cuerpo en un estado de conservación almacena prácticamente todo lo que le entra, por lo que se hace casi imposible bajar de peso.
Nosotras te decimos 5 reglas con la que es seguro que bajes de peso.
¡No te castigues! Puedes seguir dándote uno que otro lujito...
Por Ana Shimasaki
- Para comer menos, mastica más. Según expertos, se descubrió que las personas ingieren menos cuando mastican 40 veces cada bocado antes de tragarlo. Esto también ayuda a que el estómago no deba trabajar tanto para hacer la digestión.
- Planea lo que vas a comer antes de ir al mercado. Esto puede ayudarte, porque si haces una lista de lo que debes comprar, evita que adquieras las tentaciones de tener comida chatarra en tu casa.
- Admira tu apariencia. Un estudio realizado por la universidad técnica de Lisboa comprobó que a las mujeres a quienes se les aconsejó mejorar la percepción de su cuerpo perdieron más peso que aquellas que no siguieron ninguna instrucción. Si una mujer guarda una imagen pobre de sí misma, come por sus emociones y experimenta ansiedad, así que enfócate en lo que te gusta de tu cuerpo y en amarte a ti misma.
- No abandones todo porque hiciste trampa. Muchas chicas siguen una dieta estricta, y cuando caen en la tentación comen compulsivamente, creyendo que como ya rompieron la dieta no tiene caso seguir portándose bien. Lo mejor es que desde un principio asumas que estas cosas pueden pasar y que después de haber “pecado”, es hora de perdonarte y continuar con los buenos hábitos alimenticios que ya habías adquirido.
- Frecuencia al comer. No te saltes las comidas. Está comprobado que si pasas más de cinco horas sin ingerir ningún tipo de alimento, y comes hasta que tienes hambre, cuando lo haces es probable que caigas en el desenfreno y consumas muchas más calorías de las que desees. Lo mejor es que hagas colaciones sanas entre una comida y otra, como son frutas o un puñado de semillas, y que comas sin hambre.