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24 de Diciembre

Curvas sin frenos: Cuento de Navidad talla extra

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Yo creía que me quería, me arreglo bien en la medida de mis posibilidades y de mi talla, me preocupo por mantener mi cerebro activo y aprender cosas nuevas todos los días. En general mis amigos me describen como una persona amigable y generosa, y lo soy con los demás, pero guardo un oscuro secreto: he descubierto que conmigo misma he sido la persona más mala. Estoy segura de ello, es la razón principal de mis kilitos de más. Espero estas líneas le sirvan a alguna de ustedes para hacer un cambio real en sus vidas… Siempre hay tiempo de cambiar.



Por Aydeé Treinta / TW @ChicaPlusMexico / FB Chica Plus México

Primero se apareció el fantasma de las Navidades pasadas: me mostró a esa Aydeé jovencita y muy gordita, que con tal de ser aceptada nunca se quejaba de nada, siempre estaba ahí al servicio de todos sin pensar en ella misma. Cuando se necesitaba que alguien organizara la fiesta de fin de año de la empresa, ahí estaba súper YO para hacerlo, por supuesto sin ayuda. ¿No había quien hiciera los aguinaldos de dulces para los niños o quién hiciera los postres? ¡Súper! Yo al rescate. ¿Regalos para todos mis amigos, familiares y vecinos aunque me quedara en la ruina? Por supuesto que los compraba. ¿Qué la fiestas estaba aburrida? Ahí estaba yo dando show gratis con bromas y chistes, porque los gorditos y gorditas somos SIEMPRE chistosos, según la creencia popular… Y lo que nadie nunca supo, hasta ahora, es que siempre acababa harta, exhausta, sin ganas de arreglarme espectacular para la posada o la fiesta y con un estrés tan horrible que sólo se calmaba, literal, devorando todo lo que me encontraba en la mesa y bebiendo como si el mundo se fuera a acabar. En mi mente loca valía la pena tanto estrés con tal de ser 'aceptada' y 'querida' ¡Claro que la gente me quería mucho! Las personas se encariñan a lo largo de los años con sus 'sirvientes'.

Después se apareció el fantasma de la Navidad presente: me mostró a una mujer, aparentemente, ya establecida y haciendo lo que le gusta, trabajando y trabajando y trabajando y trabajando. Una mujer que en promedio duerme 4 horas diarias, que nunca tiene tiempo para hacerse un manicure decente o de maquillarse con calma, mucho menos de hacer ejercicio por lo menos 3 veces a la semana. Una mujer la cual, para que sus familiares o amigos la vean o le hablen, tienen que hacer cita semanas antes, y no porque sea una mujer muy importante, más bien es porque muchos de mis esfuerzos están enfocados en conservar mi trabajo. No es fácil encontrar empleo en estos tiempos, y cuando eres una mujer con curvas se vuelve más complicado. Es muy injusto pero es verdad.

Los mejores puestos los tienen las chicas que pueden ser 'imagen' de la empresa, las que con sus delgados cuerpos demuestran que están 'en equilibrio' y que son confiables. Para las mujeres que con la imagen corporal no demostramos o impresionamos mucho, no nos queda más remedio que rifarnos en la chamba, ser excelentes empleadas y 100% profesionales; máquinas que nunca se distraen en 'banalidades', que nunca van al baño, que pueden estar todo el día sin comer (aunque en la noche lleguen a devorarse todo) y que harán que sea con tal de conservar ese trabajo, de 'pertenecer' y, que si logran triunfar o destacar en algo será a costa de su vida personal o de su salud…

Ahí se me apareció el fantasma de la Navidad futura: una mujer alejada de su familia, con pocos amigos, cansada, obesa, con alguna enfermedad crónica, poco cabello y sin alguien que quiera tener sexo con ella… En ese momento me levanté de la cama y dije: “Ni madres”. Abrí las ventanas para que los 3 fantasmas se fueran derechito por donde habían llegado, juré que haría TODO lo que esté en mis manos para que mi Navidad futura sea diferente.

Decidí darme este regalo de Navidad: para empezar, se acabó la súper 'puedelotodo', porque ya es hora de cuidar de mi salud y de aprender a delegar responsabilidades a otros. No permitiré que la gente abuse de mi entusiasmo o de mis buenas intenciones, y me alejaré de quienes no me demuestren con hechos que, mínimo, valoran mi trabajo, mis esfuerzos o que les caigo bien. Me alejaré de gente tóxica que me haga sentir mal por mi talla o mi peso, y amaré mucho a mi cuerpo porque es mi casa, y lo único de valor que realmente poseo y lo único que es MIO.

Cuidaré a mi cuerpo lo mejor posible, con comida sana, sueño, buen sexo y ejercicio. Y sé que mi cuerpo nunca será ni el más 'escultural', ni mucho menos el más esbelto, pero es el hogar ideal para mi espíritu: es grande, espacioso, lleno de luz... Si para vivir la gente siempre prefiere los espacios amplios, ¿por qué las almas deben conformarse con cuerpos pequeños para habitar? A mi alma le gusta su casa, es perfecta porque es ÚNICA y además también caben muy bien mis sentimientos, mis pasiones, mis recuerdos, mis ilusiones, mis amores… Mi alma adora a mi cuerpo: su casa. Y no quiere vivir en ningún otro lugar :)

Espero la pasen muy bien hermosas y les deseo una muy FELIZ NAVIDAD.

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