La obesidad en nuestras mascotas, generalmente, es causada por una abundante ingestión de calorías frente a un bajo consumo energético.
Por Mascota Portegida
Esta sobrealimentación, ligada a la falta de ejercicio, es una de las causas más frecuentes de la obesidad, pero no la principal. Nuestra mascota puede ser obesa porque sufre de hipotiroides (un 25% de perros obesos la padecen), ha sido esterilizada y no se hizo un correcto ajuste de la dieta, tiene problemas de estrés, padece síndrome de Cushing o tiene lesiones en el hipotálamo.
Dejando de lado estas últimas excepciones, los principales factores que influyen en la obesidad canina y felina son:
- La genética. Algunas razas de perros y de gatos son más propensas que otras a engordar con facilidad.
- Perros: mestizos, labradores (incluyendo al Golden retriever), Collie, Basset Hound, Mastines, Beagle, Shar pei, Poodle y Teckel.
- Gatos: casi todos.
- La familia y su estilo de vida. Si un perro o gato tiene un dueño sedentario que se alimenta de cualquier manera, lo más probable es que el animal no haga ejercicio y su dieta no sea del todo equilibrada. Tampoco es lo mismo que el animal viva con una pareja joven y dinámica que sale a menudo a hacer excursiones que con una mujer mayor que solo sale de casa en contadas ocasiones. Generalmente, un animal que vive en un piso tiende a ser más sedentario que uno que disfruta de un jardín.
- La edad. Hasta el año de edad, más o menos, el cachorro no alcanza su tamaño definitivo. A medida que el animal envejece, disminuye la actividad y, en consecuencia, las necesidades energéticas. Si sigue consumiendo las mismas cantidades que cuando era joven, pero se mueve menos, es lógico que termine engordando.
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