Aprende a dominar la práctica de la relajación y verás cómo te ayuda a mejorar tu vida.
La meditación es un arma muy positiva pues te ayuda a controlar el estrés, los nervios, a tener un mayor control sobre tus emociones y a generar mejores hábitos de sueño. Además, al estar mejor emocional y mentalmente evitas problemas físicos, como morder tus dientes al dormir, contracciones musculares por estrés y problemas digestivos, entre muchos otros que se desatan de estar poco relajada. Poco a poco ve incorporando un poco de meditación a tu rutina diaria y disfruta de una vida más tranqui.
¿Cómo se hace?¡Te enseñamos las bases!
Siente esa energía diferente después de una sesión de meditación. Foto: Otherimage.
Por Christin Parcerisa
- Elige la hora. Como el punto de la meditación es tener un tiempo de relajación elige el momento del día en el que estés tranquila y nada ni nadie te interrumpa.
- Elige el lugar. Un sitio tranquilo que te ayude a disfrutar y relajar de este tiempo a solas.
- Siéntate cómodamente. Con la espalda derecha, tus hombros y cuello debes estar relajados y los ojos cerrados. Es un mito que debes sentarte en “flor de loto”, hazlo como más cómoda te sientas; piernas cruzadas, estiradas, en una silla, en un cojín…
- Evita haber comido mucho. De preferencia es mejor meditar con el estómago más vacío (por eso se recomienda en las mañanas) pues cuando acabas de comer es fácil quedarte dormida. Pero eso sí, es mejor hacerlo dos horas después de comer que cuando tienes hambre, pues puede ser un destructor.
- Calienta. Antes de sentarte a meditar haz algunos estiramientos para que tu sangre circule mejor, aguantes más tiempo sentada derechita y sientas el cuerpo más ligero.
- Respira. Antes de empezar respira profundamente, esto ayudará a que te concentres mejor y mantengas el ritmo de la respiración.
- Concientízate. Las primeras meditaciones pueden ser para hacerte consciente de tu cuerpo, es la forma más sencilla para aprender a concentrarte en algo específico y dejar de pensar en lo demás. Nota cómo se sienten tus pies, tus piernas, tu respiración… así poco a poco hasta que cubras todo tu cuerpo.
- Siente. Pasa después a tu estado mental y emocional. Concientízate de lo que estás sintiendo, cuál es tu estado de ánimo. No reprimas tus emociones, si se escapa una lágrima, está bien.
- No cambies. Se trata de notar lo que sucede, no querer cambiarlo. Si encuentras que hay dolor en una zona, no intentes eliminarlo sólo nótalo. De igual forma con tus emociones, acepta el enojo que estés sintiendo, o la emoción que sea, no intentes combatirla.
- Concéntrate en tu respiración. Pasa tu atención al ritmo de tu respiración y a cómo se siente tu cuerpo con cada respiro. De esta forma alejas tu mente de todo lo que está pasando en ella y sola comenzará a calmarse.
- Regresa. Si comienzas a pensar en algo más tranquilamente lleva tu mente nuevamente a tu respiración, sin enojarte o frustrarte. Suavemente.
- Ten un mantra. Si te ayuda a concentrarte es bueno tener una frase que te ayude a tu propósito. Por ejemplo, para principiantes funciona “Estoy inhalando, estoy exhalando” para mantener tu concentración en tu respiración.
- El tiempo. Para comenzar de 5 a 20 minutos está perfecto. Conforme te vayas sintiendo más cómoda con la práctica pueden aumentar.
- Abre los ojos. Al finalizar ábrelos con suavidad, reconoce tu entorno, mueve tus dedos lentamente, tus piernas, tu cuello y tómate tu tiempo para levantarte.
TIP: Durante la meditación mantén una sonrisa en el rostro, te ayudará a relajarte y a sentirte más en paz.
