Sobre derechos de la mujer se habla, desgraciadamente, una vez al año. El 8 de marzo, cuando se conmemora la lucha de las mujeres que obligaron a las sociedades de su tiempo a que les pagaran por el trabajo que hacían, a votar por sus gobernantes, a ser tratadas con equidad en las relaciones amorosas, a abortar, a no ser golpeadas, a no ser sujeto de tráfico por nuestro género…
El hecho de estar aquí y ahora fue producto de una lucha incansable.
Por: MaríaIsabel Mota / @MariaIsabelMota
La lista puede seguir interminablemente porque la misma cantidad de faltas se han cometido en contra de las mujeres a través de la Historia.
Muchas de nosotras nacimos con el derecho a votar, y en muchas de la ciudades de nuestro país ya había castigos por violencia doméstica y abuso sexual aunque no se ejecutaran. Hoy, casi por inercia mediática, todas sabemos que tenemos derechos y que éstos deben ser iguales a los de los hombres y que a pesar de eso, no somos iguales a ellos, no queremos ser iguales a ellos; pero queremos ser respetadas en nuestros términos y en nuestro territorio.
Hoy, la lucha por los derechos de la mujer se lleva a territorios donde las mujeres no tienen acceso a lo que tú (trabajo, educación, internet que te permite leer esta nota). Y así, cientos de mujeres y hombres, dedican su esfuerzo diario a que todas, alrededor del mundo tengamos los mismos derechos y acceso a la misma tecnología, estructura, circunstancias.
Sin embargo, quienes no nos dedicamos a luchar por los derechos de la mujer, sin quererlo todos los días participamos en el terreno donde se pelea por ellos. Algunas de nosotras escogemos trabajar en campos donde sólo los hombres trabajan; pedir el mismo salario que nuestros colegas hombres en los mismos puestos; arriesgarnos donde ellos también se arriesgan sabiendo que no tenemos por qué ser llamadas "sexo débil".
Hoy, ¿qué estás haciendo tú para defender los derechos que miles de mujeres antes que tú te dieron en una lucha incansable?
AGL